domingo, 18 de noviembre de 2007

La máquina...

Cuando llegué a casa, después de una larga jornada lectiva, mis padres ya se habían ido a trabajar y allí no había nadie. Aprovechando esto me tumbé en el sofá a descansar un poco, estaba que me caía por las esquinas. Me dormí durante un momento, pero enseguida me desperté. Como no me apetecía volver a dormirme decidí ir a preparar algo de comer, al pasar por la entrada de mi casa tropecé con un enorme paquete que se encontraba en frente de la puerta, como de costumbre la curiosidad se apoderó de mí y fui directa a abrirlo, aun habiendo visto que no era mi nombre el que aparecía en el apartado de “destinatario” sino el de mi vecino de al lado. Empecé a desembalar cuidadosamente el paquete con idea de volver a colocarlo todo como me lo había encontrado al saber qué había dentro. Para mi sorpresa, lo que contenía aquella caja no era ni la mitad de grande que lo que había imaginado; su tamaño, para que te hagas una idea, era algo así como dos manos mías; el resto de hueco que lo ocupaba el corcho protector.
El aparato en si (porque era una especie de aparato) estaba compuesto por una pequeña cúpula de cristal en lo alto y una base redonda de plástico en la que había una pequeña pantalla, un teclado alfabético debajo de ésta última, un botón de “START/ON” y otro de “CANCEL/OFF”. La caja también contenía un libro de instrucciones y un cargador para enchufar a la luz.
Nada más ver que había unas instrucciones las cogí y me dispuse a leerlas. Mi perplejidad aumentó considerablemente cuando empecé a entender (que no a asimilar) lo que era aquel artilugio que tenía en mis manos. Según decían las instrucciones aquella máquina era capaz de conceder al que lo deseara la cualidad que eligiese, física o psicológica, y que permanecería en él para toda la vida. Mi estupefacción era tal que decidí comprobar si se trataba de una broma antes de terminar de leer las instrucciones.
El funcionamiento era sencillo, lo primero era pulsar el botón de “encendido”, después determinar mediante el teclado cuál era la cualidad que se quería obtener y apretar la tecla de “START” (o “CANCEL” en caso de equivocación o arrepentimiento).
Así lo hice, nada mas encender el aparato y sin pensarlo dos veces escribí la palabra “agilidad”, pedí precisamente esta cualidad porque desde pequeña he sido un poco “pato” y quería aprobar a toda costa el examen de gimnástica sin tener que destrozarme la espalda. Al terminar de ponerlo pose el dedo sobre el botón de “START” y, después de pensármelo unos segundos, apreté. Ipso facto mis ojos se clavaron fijamente en la pequeña esfera de cristal donde ocurría una extraña “reacción” (por llamarlo de alguna forma) que en unos segundos se convirtió en una especie de cápsula de color azul celeste. De inmediato la esfera de cristal se abrió dejando al descubierto la cápsula; como no tenía ni idea de qué hacer con ella, cogí las instrucciones. Éstas solo decían que había que tragarse la cápsula con ayuda de un vaso de agua y esperar quince minutos para que hiciera efecto. Un poco desconfiada, pero sin poder resistirme, tomé el comprimido. Cuando ya empezaba a sospechar que todo había sido un timo empecé a notar cómo e revolvía mi estomago y me entraban unas fuertes ganas de devolver. Aunque me encontraba realmente mal aguanté hasta que se pasaron los quince minutos más largos y desagradables de mi vida.
En cuanto el periodo de espera acabó cesó también el malestar. No tarde nada en comprobar si había surtido efecto. Me puse a realizar multitud de ejercicios de elasticidad con los que antes ni siquiera habría soñado y, para mi asombro, era totalmente capaz de hacerlos a la perfección.
Después de ver que la maquina funcionaba pensé que podría usarla para obtener todo tipo de cualidades que beneficiaran en multitud de ocasiones. Y así decidí utilizar el aparato por segunda vez. Seguí exactamente los mismos pasos, con la diferencia de que esta vez la cualidad a pedir era mental, quería ser más amable con todos los que me rodean. La pastilla que apareció esta vez era de color naranja, me la tomé y todo transcurrió con normalidad, como antes me encontré un poco indispuesta pero se pasó en quince minutos. Como esta vez no tenía forma de comprobar si era o no más amable me puse a guardar el aparato antes de que regresaran mis padres. Mientras estaba colocándolo noté que algo extraño me pasaba en la cabeza así que fui rápidamente al baño para ver qué era. Cuando me miré al espejo no me lo podía creer (aún hoy no me lo puedo creer), mi pelo estaba cambiando, se estaba encrespando y su color era ahora mucho más oscuro, mis peores pesadillas se estaban haciendo realidad, no podía ser, yo intentaba pararlo peinándolo, mojándolo; pero no había medio, ya, sin fuerzas para nada y con lágrimas en los ojos, desistí y me limité a contemplar como mi bonito pelo se había vuelto horrible. La desolación y el desconcierto del primer momento se convirtieron en rabia y enfado. Fui directa a las instrucciones de la máquina para ver si había algún teléfono o dirección a donde acudir, peor en vez de eso me encontré algo mucho peor, algo que no había visto antes; al final del librito había un apartado de contraindicaciones donde explicaba que por cada cualidad física que la máquina te proporcionara te arrebataba otra psicológica de tu propia cosecha y por cada una psicológica te quitaba otra física. Después de leer esto me maldije mil veces por haber sido tan estúpida de no leer las cosas hasta el final, pues lo peor de todo no era que me hubiese ocurrido eso sino que, además, por lo que decía el libro NO TENÍA SOLUCIÓN.
En el momento y nada más leer esas palabras, de golpe y con el corazón a cien, desperté para comprobar que...todo había sido una horrible pesadilla, que mi pelo seguía tan liso como siempre y que mi agilidad era nula otra vez =D.









Ya está u_U Por fin... (¡¡solo me faltan 2!!) xD


un saluDo a todos =D






AtT: Sam'm