jueves, 25 de octubre de 2007

¡Buenas noches señoras y señores!

A estas horas, que estoy aquí intentando inventarme algo sobre Daniel (va a ser difícil) espero que todos vosotros estéis durmiendo. =)


No sé cómo va a salir, pero lo voy ha intentar:



Corría el año 1998 cuando conocí a Daniel, él era de los primeros de la lista y algo así como el "empollón" de la clase de 1º A. La primera vez que le vi parecía un chico más o menos tímido, cortadillo, bastante inocentón. Pero de este momento hace ya 9 años, que se dice pronto, y Daniel ha cambiado mucho desde entonces. Ahora de lo que menos tiene cara es de ser un empollón (porque no lo es), él prefiere dedicar sus tardes, como cualquier chico, a la “playstation”, al ordenador, a leer manga (es un autentico otaku) o a ver películas; que ha estudiar. A menos que lo que haya que estudiar sea tecnología, pues esa asignatura le encanta; desde pequeño ha tenido claro que quería estudiar ingeniería técnica de telecomunicación especializada en telemática; por esta razón este 4º curso ha elegido el itinerario de física y química y tecnología.

Al margen de esto, a Daniel, también le gusta salir con sus amigos por ahí los fines de semana cuando no está con su novia, de la que esta perdidamente enamorado y a la que siempre llena de agasajos delante de los demás. Debido a que su novia vive allí, él se pasa la mayor parte de su tiempo libre en un pueblo de Toledo; si no consigue que sus padres le lleven se coge un autobús y en una hora se planta allí.

Dos de las cosas que más enfadan a Dani son tener que levantarse pronto por las mañanas y que sus padres se metan en su habitación y violen su intimidad. Ante lo primero no puede hacer nada, porque no tiene a nadie sobre quien cargar las culpas, pero lo segundo, lo segundo le cabrea muchísimo, tiemblan los cimientos de su casa cuando a su pobre madre se le ocurre entrar a poner orden en el cuarto de Daniel. Esto no le gusta nada, a parte de porque no le hace ninguna gracia que la gente se entrometa en sus cosas (en todos los sentidos), porque cuando intenta encontrar algo en su recientemente ordenada habitación le es prácticamente imposible y esto le resulta muy frustrante.

Como dije al principio, Daniel ha cambiado mucho desde que nos conocimos pero lo que nunca cambiará es la mirada inocente que vestía cuando le vi por primera vez, mirada que aún contemplo cada día.